"Seis días han sido suficientes para destrozarme. Ya no quiero hablar. Ni comer. Me he parado en mi momento más constructivo y se ha vuelto destructivo. Estoy decepcionado conmigo. Quiero ser mejor persona". Este es el mensaje que Miguel Herrán ha publicado en sus redes sociales para hablar del torbellino de emociones que está teniendo durante estos días. El actor ha compartido varias imágenes en las que aparece llorando y ha dejado muy preocupados a sus fans, incluso a su amiga Úrsula Corberó, con la que compartió pantalla en La casa de papel. Según sus propias palabras, la primera foto corresponde al "primer día nada más recibir la noticia de que me tenía que quedar en casa. Triste, pero contento. Dominando las emociones", mientras que la segunda es del "día seis. No soy capaz de controlar absolutamente nada".
Pese a todo, Miguel ha asegurado que está bien y que "es solo una reflexión que quería compartir". Como era de esperar, su post ha causado un gran revuelo y muchos amigos y compañeros le han escrito para preguntarle cómo se encuentra. "Ay bebé, pero por qué lloras...", le ha preguntado Úrsula Corberó. "Se aprende cayendo, de eso se trata, y luego hay que levantarse. El viaje de conocerse a uno mismo nunca acaba", es el mensaje que le ha dejado Aurora Carbonell. "¿Estás bien">

El precio de la fama
En los últimos meses, el protagonista de Élite ha hablado en varias ocasiones de cómo ha aprendido a sobrellevar el éxito. "Creo que la fama la gestionas a ratos. Tienes momentos muy buenos en los que tienes los pies en la tierra y momentos en los que cuando te quieres dar cuenta… Creo que nunca he llegado a 'despegar', pero sí que he estado flotando…", contó el actor el pasado verano. Miguel, que en 2016 ganó el Goya a Mejor actor revelación por su papel en la película A cambio de nada, de Daniel Guzmán, reconoció que el universo de la fama y el dinero le ha transformado en ciertos aspectos: "Cuando te quieres dar cuenta, la sociedad te empuja a meterte en un sitio en el que, aunque no quieras entrar, te acabas metiendo. Es muy difícil que este mundo no te absorba". Herrán también hizo referencia a cómo ha cambiado radicalmente su vida tras convertirse en todo un ídolo: "He estado tres años encerrado en mi casa sin salir, a las fiestas de mi pueblo no he podido volver a ir, a las piscinas o lagos de los pueblos de al lado tampoco...", explicó Miguel, asegurando que la situación empeora cuando viaja a otros países: "Si me voy fuera de España, tengo que ir con seguridad. En el momento que pisas Francia o Italia, no te puedes desenvolver tu solo. ¡Es imposible! Ha habido bares de los que he tenido que salir con policía".
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Sin embargo, a pesar de los problemas que acarrea ser una persona tan popular, es consciente de que su profesión también le da grandes alegrías. "Si no compensase, estaría viviendo ahora mismo en Tailandia. Me lo he planteado muchísimas veces. Ahora estoy poniendo énfasis en lo malo, pero esto tiene muchas cosas buenas. Lo que digo es que es una situación extrema y poco común: lo bueno es genial y lo malo es pésimo". Aún así, Miguel Herrán, una de las grandes promesas de la industria cinematográfica de nuestro país, lo tiene claro: "No lo cambiaría por nada del mundo".
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